martes, 28 de octubre de 2008

Todavía con la cabeza en ACRÓBATAS,
quiero invitaros a la presentación de Cuatro veces fuego
(mi nuevo libro de relatos) (¡!):
será en el Centro de las Artes de Sevilla (c/ Torneo, 18),
este viernes 31 de octubre,
a las 18:30 horas.
Por supuesto, luego tendremos vino (incluso algo que lleva tónica).
Me encantaría veros allí (a pesar de los nervios que ya me están entrando).
Besos y abrazos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

De

atrás

hacia adelante

y no sé si en este orden,

más o menos esto

fue lo que pasó el viernes por la noche

y también por la tarde.

Gracias a todos por venir.


Espero que pronto volvamos a reunirnos.







Fotos del recital: Miguel Marqués.
Fotos del Ladrón de Tinta: Antonio Jiménez Morato.

martes, 14 de octubre de 2008



El viernes, a las 20:00, presentamos Aquí y ahora en la librería Arrebato

Calle La Palma, 21, metro Tribunal

Habrá un recital:

David J. Calzado, Roberto Terán, Bárbara Cumpián
Elena Medel y Carmen Moreno

¿Os venís?

domingo, 12 de octubre de 2008


Yo no sabía quién era Pablo Gallo (A Coruña, 1975) hasta que me invitó a participar en un libro.
Las condiciones eran suculentas: tenía que escribir un microrrelato inspirándome en esa imagen de ahí arriba, una de sus ilustraciones eróticas circulares.
Además, él haría un retrato a partir de una foto mía.
Las 62 ilustraciones a plumilla del libro están combinadas con los textos de 62 autores que han escrito sobre ellas, y cada uno tiene su retrato.
El resultado aún no podemos verlo: El Libro del voyeur no tiene editorial que lo publique... todavía. Yo creo que es un libro perfecto para un año de crisis: no durará mucho en tierra de nadie; al parecer ya hay editores estudiando la posibilidad.
Agradezco a Pablo el ofrecimiento y sobre todo la iniciativa. Es un proyecto muy personal que ha ido llevando a cabo de forma muy particular.
Parece que hablan de él por todas partes.
Aquí dejo un vídeo con sus ilustraciones: la música es exquisita. Requiere un buen vino.



sábado, 4 de octubre de 2008

Os juro que la mesa se inclina hacia atrás, quizá el mundo entero caiga en pendiente a esta hora que ya parece inútil.

Hoy imaginé una noche solitaria de caballerías y grilletes, y al final, torpe remedo, el cansancio llega a esta silla azul llena de cojines aplastados.

Afuera un frío de otoño que no nos merecemos no me permitirá pasear al perro en alquiler, o la pereza, a lo mejor.

Tengo un ejército de ratones de campo que levantan la tierra cada madrugada al otro lado de la casa.

E imagino allá abajo ciertos bares. El Toni2, por ejemplo, de quién se poblará ahora mismo, el cigarro quema y si yo por qué no estuviera allí, con unas botas altas y agarrada a esa barra de cuero acolchado, un vodkacontónica, un vodkacontónica, un.

Me llegan noticias de una chimenea que chisporrotea como un reloj.

De una cama con una luz azul como la silla pero sábanas blancas y estiradas, estarás durmiendo boca arriba con la pestañas como barcos atracados en tu cara.

Me llegan noticias de una chimenea que chisporrotea como un reloj.

Quizá el libro de Philip Larkin se haya deslizado de tus manos a la colcha. Seguro que hace rato ya de eso.

El Toni2 estará lleno de personas que nunca jamás querrán volver a sus casas. Si yo estuviera allí vería entrar por la puerta a ese amigo mío que se va mañana a Buenos Aires. Se perdería por los reservados del fondo sin que yo atinara a apresarle la camisa entre los dedos, el vodkacontónica no ha llegado aún, mi amigo no ha llegado aún, afuera hace un frío que no nos merecemos.

Yo antes tenía una libélula azul que llevaba colgada a la altura casi del ombligo. Era de un metal caliente y aunque ya hace años que la dejé olvidada en un probador de unos grandes almacenes, todavía recuerdo su tacto en la palma de las manos, los dedos enredados en las alas extendidas, firmes y suaves.

Hoy intenté escribir un poema que empezaba diciendo Demonizados, por los años que nos caen encima, ya no somos carne de cañón.

Pero salí a almorzar al sol, sobre la mesa de madera, muy abrigada, y luego abandoné el bolígrafo rojo con el que garabateaba.

Que por qué la noche me parece inútil es una pregunta fácil que no pienso hacerme. Si acaso contestarme: algo menos de dolor en los codos y en los tendones de las manos, horas también menos y ningún bostezo: ingredientes no saludables de mi soledad: alguien que recuperara mi cuerpo: el libro de Philip Larkin regresando a tus manos, la cama sin deshacer, el camino hacia atrás de tus pasos por las calles de la ciudad, sin introducirte en la ranura del metropolitano, recuerda que yo puedo estar en ese bar con la rodilla flexionada, a la hora de mi vodka tus palabras, imagínate si pudiéramos emborracharnos juntos, una bofetada de personas desconocidas, cuando nada duele, el asfalto devorando nuestra plenitud: si no te hubieras ido: si no hubieras llegado.

Cuando todos los aviones aterricen en El Cairo.

Cuando el fuego de las chimeneas sirva para contar los minutos.

Cuando vuelva a escribir.

Cuando otra vez muera entre tus brazos.

Si cuando mañana regreses aún no he despertado, tápame la boca suavemente, no me dejes respirar: que cuando abra los ojos el mundo esté acabado y podamos empezarlo de nuevo.