Estoy sumida en la decadencia de unos poemas;
algunos hablan de todo lo que me duele y por eso intento apartar la lágrima o el ladrido.
La supervivencia es un asco.
No tanto como el materialismo del amor.
Alzo la vista y la ventana es ancha.
Las predicciones han anunciado temporales y yo, no sé por qué, lo he descreído todo esta vez. Pero de pronto observo que el cielo está tan bajo que el cielo ya está aquí tan cerca que no existe el horizonte.
Cuando las nubes tienen el movimiento de los bisontes cuando el fango no está sólo en tu corazón sino a un lado y a otro de la vía del tren y el único color que recuerdo es el granate sangriento de mi laca de uñas será que nuestra hora ha llegado.
algunos hablan de todo lo que me duele y por eso intento apartar la lágrima o el ladrido.
La supervivencia es un asco.
No tanto como el materialismo del amor.
Alzo la vista y la ventana es ancha.
Las predicciones han anunciado temporales y yo, no sé por qué, lo he descreído todo esta vez. Pero de pronto observo que el cielo está tan bajo que el cielo ya está aquí tan cerca que no existe el horizonte.
Cuando las nubes tienen el movimiento de los bisontes cuando el fango no está sólo en tu corazón sino a un lado y a otro de la vía del tren y el único color que recuerdo es el granate sangriento de mi laca de uñas será que nuestra hora ha llegado.