Pero un año no vinieron las lluvias. Entonces fue
como si el universo te diera la espalda. Empezó a hacer
más fresco, incluso en algunos días hizo frío, pero no había
el menor signo de humedad en la atmósfera. Todo se volvió
más seco y más duro, y fue como si toda la fuerza y la
gracia se hubieran retirado del mundo. No es que hubiera
buen tiempo o malo, sino que era la negación de cualquier
tiempo, como si se hubiera postergado sine díe. Un viento
sombrío, como una corriente, pasaba sobre tu cabeza, desaparecían
los colores de todas las cosas; desaparecían los
olores de los campos y de los bosques. Te oprimía el sentimiento
de haber caído en desgracia ante los grandes poderes.
Al sur, las llanuras quemadas yacían negras y desoladas,
listadas de cenizas grises y blancas.
Memorias de África, Isak Dinesen
Traducción de Barbara McShane y Javier Alfaya
9 comentarios:
excelente brevedad
me encanta cuando nos rescatas líneas
porque te imagino leyéndolas
¿Por qué se ha dejado de escibir así, no la naturaleza vista por el hombre, sino como humanidad?
Pues creo que está claro por qué, tristemente.
Besos a los tres!
La nada avanzaba inexorable.
...Pues por eso Lara, por eso, dice la baronesa: Brindemos por la cándida adolescencia.
Un beso
Eso fue... un año...
Un abrazo de hoy
Bellísimo.
Gracias, Lara querida.
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