domingo, 3 de abril de 2011

Invitados a la hora del almuerzo

Intermitencias.
Por ejemplo con el sol, con la reventona del calor.
Aunque haya nubes blancas y seguro sensación de frío, los niños juegan hoy afuera y se esconden entre los coches. Es el cumpleaños de alguien. Un día especial.
Intermitencias.
A veces duermo tres horas y a veces diez. Esta noche fueron diez. Me encuentro rodeada de libros por todas partes, compongo un nuevo puzzle de lecturas: hacía mucho tiempo que no disfrutaba de esta concentración. Leo relatos. Un amigo me regaló la otra tarde a Lorrie Moore y ya he disfrutado de dos de sus cuentos (uno de ellos lo he leído dos veces; ¿hacía años de eso?). Ansío el tercero, pero elegí mal: empecé con el cuento más famoso de Pájaros de América y las primeras palabras eran bebé y tumor y dije: bah, mejor le daré una oportunidad a Alice Munro. Total. En la intermitencia está el secreto. A veces incluso el placer. Munro también me ha desafiado. ¡Es una alegría que esos cuentos entren en mí como este vaso de agua, agua fresca sacada del lavabo! Entre medias, minitesoros que ya son clásicos (a la mente, ¿o es al corazón?, aquellas mañanas soleadas en Sevilla, cuando en vez de ir a la facultad tomábamos un café tras otro y cervezas y alguien me compraba libros de Alianza Cien, con su perfecto tamaño de letra, siempre amarillos, desde la primera edición): Artificios. En la portadilla, a boli bic azul: 1997, P. G.
Hay una lubina descongelándose, pronto estará sangrienta. Cocinaré algo más, aunque he desayunado tarde. También he de hacer ese tipo de cosas: recortar unas cortinas, bla. No quiero, no quiero. Me trajeron el periódico esta mañana y hojeé el patético suplemento mientras tomaba café. Soy una bola del mundo ajena a todo. Me siento desconectada del desastre, de la virulencia económica, del pulso revolucionario. Pongo atención a lo que dice la radio, hago así con la mano: shhh, calla, estoy escuchando. Pero no entiendo nada. Al poco, mi mente viaja por el cerco de lo cotidiano y de lo inminente. Abro un libro y leo. Me miro el ombligo. Llamo por teléfono y hablo muchos minutos con mi madre, de cualquier cosa, de lo más pequeño. No tengo vergüenza. (Casi como el presidente, casi como el candidato a presidente, casi como el dictador.)

14 comentarios:

Periferia dijo...

¡Cuántos antojos!

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Aunque sea patético el suplemento, hay que hojearlo, aunque sea para ordenar el tiempo, las semanas... Tengo que ir al VIPS dentro de un rato a por él.

Gemma dijo...

Recuerdo que el otro día dijiste que eras una bomba de relojería; hoy, en cambio, eres una bola del mundo ajena a todo.

Ya siento curiosidad por ver tu retrato robot de pasado mañana. :-)
Un fuerte abrazo, Lara

PS: eso de que te sientas ajena al mundo me ha parecido un modo de estar maravilloso, sin fingimientos ni imposturas...

J. G. dijo...

pero en el fondo se te percibe bien

AROAMD dijo...

He pensado, mientras leía, que me gustaría encontrar todas estas paginas juntas, despegadas de aquí también. He recordado aquellas que me leíste una noche en este otro sofá, creo que de kaschnitz, que no podían no ser ciertas. Besos lar.

Emily dijo...

te recomiendo a Amy Hempel,
tengo un libro de Munro pendiente en mi estantería,
e investigaré a Lorrie Moore

:)

Sonsoles dijo...

Mmmmmm, Lorrie Moore es perfecta, pero hay dos cuentos sobre bebés que no pegan ahora (el del tumor y el del accidente de la amiga que coge a un bebé), déjalos para más adelante. Sin embargo, hay un par de ellos imprescindibles (La otra mujer y El cazador judío). Recomiendo, recomiendo. Y también estoy de acuerdo en recomendar a Amy Hempel (al menos, La cosecha). Con Munro no me atreví aún.

Un abrazo!

Sonsoles dijo...

Tomad, 'El cazador judio' escaneado, porque no es de 'Pájaros de América', sino que es de 'Como la vida misma', mmmmm...

http://narrativanorteamericanacontemporanea.blogspot.com/2011/02/blog-post.html

Rober dijo...

Satisfacción por partida doble. Texto Lariano y recomendaciones certeras de lecturas imprescindibles. Perfecto.

Lara dijo...

Toda la razón, Rob (por lo de las recomendaciones). Un gustazo. ¡Gracias, Emily, Sonsoles! Ya he apuntado obedientemente lo que decís.
¡Un abrazo muy fuerte a todos los demás!

Isabel dijo...

También echaba de menos estas intermitencias y comprobar que te sigues mirando el ombligo.

Besos redondos y perfumedos de Sevilla.

Anónimo dijo...

eres realmente muy bonita

i.

David J. Calzado dijo...

Qué buena la lubina. Nunca sabremos qué más cocinaste. Yo tengo una hìpótesis pero... no sé.

NáN dijo...

La bolidad como estado de perfección temporal. Solo el adentro, que crece y te hace barriga de planeta, importa. De lo demás, se come distraídamente como si fueran pipas.

Espero que disfrutes del sol, como hago yo ahora.