sábado, 24 de noviembre de 2012

Después de la apnea


Yo no sé si soy la hiena o el antílope destripado
pero algo suave y muy mojado ha venido a decirme que hay esperanza para ambos. 

6 comentarios:

Diva Calva dijo...

Si la esperanza viene de la viscosidad hay caldo de cultivo para ella.

Isabel dijo...

Me gusta cuando no llego a entender y puedo imaginar...

Besos.

Daniel Pelegrín dijo...

Me has dejado sin respiración, y no es un juego literario: en serio. Ahí fuera sopla ese viento, acaso también en la fotografía, y dentro.

reb dijo...

Qué casualidad. Hoy he visto en un momento de zapping a un guepardo (creo que era un guepardo) masticando tranquilamente las tripas de un antílope. El animal miraba a cámara con el morro lleno de sangre como si lo que comiera fuera un chicle. No parecía sentir lástima por las piernas inertes derramadas en el suelo. Qué inconsciencia, pensé en un principio. Segundos después cambié de idea, ¿tal vez la inconsciente era yo? Me encanta imaginarte como una hiena que se pregunta si es antilope

NáN dijo...

me parece de mucha sensatez verse a uno mismo como la unificación de la hiena y el antílope desventrado. Porque es precisamente así como todo sucede.

Molina de Tirso dijo...

Muy bello, simbólico, realista, triste... Lo que me intriga es el título. He visto a mucha gente con apnea, es una interrupción temporal de la respiración que puede tener consecuencias graves. Seguro que tiene conexión con el texto pero yo no se la encuentro y te pregunto.
Saludos