viernes, 15 de febrero de 2008

With a little help from my friends


Hace mucho tiempo, en un reino casi casi junto al mar, unos locos sin tiempo (Asociación Cultural Igriega, Sevilla) iniciamos un proyecto: pedir una subvención para publicar un libro de poemas de otros. Poetas conocidos y poetas desconocidos. La subvención la tuvimos y el proyecto se inició: como diría Jesús Aguado, a la velocidad de las dunas. Si el desierto no desaparece de súbito, creemos que este libro saldrá en un mes, aproximadamente. Aquí y ahora no es sólo aquí y ahora, mañana será cualquier lugar y cualquier tiempo. Creemos que hay una selección exquisita dentro de esas páginas.

Las dunas cambian con los años, y los precios. Necesitamos una pequeña ayuda para poder financiar el tesoro, porque la subvención se ha quedado corta. Se hará una edición limitada de 500 ejemplares, pero queríamos utilizar los mejores materiales y poder contar con diseñadores como Óscar Sanmartín, el fiera que ha hecho la cubierta y el diseño de interiores. Hemos pensado en conseguir dinero verde: vender libros por anticipado para costear los gastos que faltan.

Os propongo lo siguiente: quien quiera embarcarse en este proyecto con nosotros y comprar un ejemplar por adelantado, será bendecido por los dioses de la tierra. Los interesados pueden enviarme un mail a la dirección que aparece en este blog, y yo les escribiré dándoles un número mágico de cuenta en el que ingresarán 10 euros, el precio del libro. Haremos presentaciones en Sevilla y en Madrid (en principio, quizá caigan más reinos), y quien no pueda acudir a recogerlo, recibirá su libro por correo (el dinero obtenido por el libro será invertido en él: presentaciones, gastos de envío, vino para los asistentes; la tirada no da para más, sólo queríamos este pequeño sueño).

El botín recaudado por los piratas está lleno de brillantes y es el que sigue, con cinco poemas y una poética por cabeza:

- Jesús Beades

- Bárbara Zagora Cumpián

- David J. Calzado

- David Leo García

- Adrián González da Costa

- José María Gómez Valero

- Daniela Martín Hidalgo

- Elena Medel

- Carmen Moreno

- Joaquín Moreno

- Pablo Moreno (aquí no hay lazos familiares aunque lo parezca)

- Fernando Navarro

- Miriam Reyes

- Amanda Rhamer

- David Eloy Rodríguez

- Roberto Terán

- Carlos Vaquerizo

- Javier Vela

Gracias de antemano a los colaboradores precoces, y todas las gracias a los poetas que nos han cedido sus letras para esta locura tan lenta y, espero, tan preciosa.

Estoy segura de que merece la pena.

Gracias, gracias, gracias.

martes, 12 de febrero de 2008

He visto un caracol arrastrándose
por el filo de una navaja de afeitar
y sobreviviendo.

Coronel Kurtz
Camboya, 1968




Qué demonios quieres de la vida,
a cuál eliges.

jueves, 7 de febrero de 2008

Saltarse las normas

por ejemplo

la preparación recomendada

de los tallarines

no me caben cuatro litros de agua en este cazo

y tengo demasiada hambre

para esperar a que hierva

garabatear

por ejemplo

un poema malo

de espaldas a la sartén

el fuego

con los ajos

ya huele a quemado

por ejemplo

yo qué sé

(y sobre todo)

trabajar

en vez de escribir

y hacer el amor

cuando mis padres se separaron

mi padre cocinó para mí

en su nueva casa

y almorzamos

un solomillo de ternera

exquisito

acompañado

de una pequeña montaña de espaguetis

duros y blancos

con sal

no hace mucho de eso

y entre otras grandes cosas descubrí

que la cocina

no es un misterio

arrancarlo todo y sin embargo

estar angustiado

leve angustia que no se va

porque todo parece de goma

todo es elástico

y la norma regresa a tu vida

de inmediato

después de la sonrisa:

el día

míralo

se está escapando

otra vez.


martes, 5 de febrero de 2008

LOS QUE SABEN VOLAR

La gente es muchísimo más valiente y más loca de lo que parece a simple vista. He dormido la siesta en un tren, y al abrir los ojos ponían un documental en la televisión: una demostración sin sonido de lo que la gente es capaz de hacer para creerse que es capaz de volar. Curiosamente, no son los grupos, vestidos con plásticos de colores, que se tiran de avionetas o helicópteros o qué sé yo (los aparatos no se veían en el documental) los que más me han emocionado. Es bastante hipnótico ver a éstos, revolucionarios (completamente revolucionarios), haciendo caso omiso de la omnipresente fuerza de la gravedad que los absorbe de nuevo a la tierra a una velocidad irritante, peligrosa, kilómetros y kilómetros (han sido capaces de alejarse mucho del suelo). Ellos, como locos guerrilleros, disfrutan con intensidad de esa victoria de minutos, de esa plena felicidad de vuelo, e incluso hacen dibujos entre sí, saltándose los unos a los otros y cambiándose de sitio, formando flores, platillos volantes humanos que descienden a la Tierra, cualquiera diría que por obligación. Son floridos, acrobáticos, auténticos grupos de oposición.

Sin embargo, lo que me ha roto el corazón ha sido otra cosa, no tan espectacular: un hombre se ha tirado desde el M. C., Croacia, 790 metros. No es de verdad un precipicio, un acantilado lo suficientemente recto como para no asesinar en el acto. Es un agujero en la tierra que lleva al Adriático. Es un túnel abriendo una montaña. Que esa persona haya abierto el paracaídas a menos de 150 metros del final no tiene ninguna importancia. El mar lo atraía con una velocidad distinta a la de la tierra, más espaciosa pero igual de inalterable; esa soledad del salto, esa independencia en el vuelo, como un suicidio al que uno puede volver una y otra vez, debe de ser espeluznante. 640 metros de verticalidad en un foso del borde de Croacia donde nada es importante, donde por una vez todo es relativo (otra vez, es como volver, el regreso); ninguna cosa ahí puede estropear el mundo: el exceso de coches en las ciudades, en los pueblos, en los desiertos, el exceso de nichos, de cemento, de plástico, de desamor, de incomprensión, el exceso de palabras, de ladrillos alineando cráneos, un ladrillo, un cráneo, un ladrillo, un cráneo, un ladrillo, un pulmón, así. Todo eso, ahí, no existe.

Sólo quedaría el único de los necesarios desvaríos: romper la tradición, por fin, volar, amar, suicidarse cien veces.