lunes, 28 de septiembre de 2009

Palabras desde Cambridge

No, yo no estoy en Cambridge. Yo he vuelto al epicentro de la península, después de tres meses. No se me hacen raras las calles, no las caras de los amigos, no los rusos blancos en vasos anchos, los cafés, las entradas de cine, los abrazos. Eso no. Sí la cantidad de maletas esparcidas por la casa, abiertas, llenas de ropa de verano inservible (sandalias, licra, pequeñas telas finas, crema solar). Sí toser (¿resfriado otoñal?). Sí la agenda llena (¿re-uniones?). Sí los cactus muertos. Sí la bandeja de entrada y las ventanas de chat. Hacer un esfuerzo por regresar sin regresar del todo. O más bien sin olvidar la minuciosa plenitud conseguida. Hay un rizo que me aprieta entre las costillas (¿o es el tórax?) que quiero alisar. Madrid es muchas cosas pero quiero que sea Otra Cosa.
Entretanto:
pedí un narrador y se me concedió.
¡Galleta de la suerte!
Otra vez a propósito de Beatriz Moreno, la niña de la bici, que ahora lleva el pelo oscuro de nuevo y pasea por los jardines de Cambridge congelando las campanas de los pubs.
Me ha prestado un narrador y quiero dejar constancia de él.
Inaugurar el nuevo ciclo con su voz.
Buenos presagios.
Espero que lo disfrutéis.



El guardián, quién, tú.

El guardián, cómo, no.

El guardián, el tiempo, nadie.


-Gira la rueda. En el otro sentido, que parezca que el tiempo va hacia atrás, que al fin le ganamos, que al fin lo cambiamos.

Sube alto, arriba, camina en esa dirección.


-¿Y después?

-Después podrás deslizarte por la nieve rápido, sin freno, hasta ahí, hasta el origen.


-¿Y los demás?

-A veces estarán subiendo, otras, divirtiéndose en el descenso, a veces te adelantarán y dirás adiós con la mano, ellos te enseñarán los dientes. Tú la lengua.


El guardián, cuando, lejos.

El guardián, dime, ya.

El guardián, , .


-Siento haberte desvelado el final de la película, pensé que ya lo conocías. Mi boca es enorme, se me escapan los pensamientos. Lo siento. ¿Cómo recompensarte?

-No puedes. ¿Puedes? Podrías... Escucha, mañana, a primera hora, cuando aún no haya nacido el sol, quiero en mi buzón una historia despiadada. Y espero que sea buena, no quiero decepciones con el final.


El guardián.

Abriste los ojos de golpe, como si algo te hubiera asustado, pero aquí, a este lado, todo estaba en calma. Abriste los ojos como si todo terminara «ahora» y volviste a cerrarlos para engañarme. Para confundirme. Lo hiciste, pensé que dormías. Pero, luego, cuando la luz llegó vi el cerco ovalado de tus lágrimas sobre el rojo granate de las sábanas. Aunque estaban tan manchadas que podría ser cualquier tipo de fluido. Pero eran lágrimas.


Quién.

Mañana tengo que ir rápido a la biblioteca, quizás si pusiera el despertador una hora antes y retrasara mi desayuno desplazándolo a una hora después pudiera llegar al trabajo a la hora adecuada para tomar mi descanso del almuerzo media hora antes de lo estipulado y así podría coger el autobús de las 13.04 frente al Café de Paris, podría, tal vez, pedir un espresso para llevar, aunque probablemente eso me retrasaría 4 minutos y 34 segundos aproximadamente.
No, definitivamente no me dará tiempo a llegar a la hora convenida.


Tú.

Pasas la página y te encuentras contigo. Con esto. ¿Esperas algo de mí?¿Algo bueno?

Deberías esperar algo de ti. Busca. ¿Qué tienes? ¿Algo bueno? Tal vez deberías dejar de leer y abrir tu propia libreta para encontrar las respuestas que tú mismo estás imaginando, porque yo no voy a decir nada que tú no sepas, porque esta página sigue estando en blanco. ¿Quién eres?


El guardián.

Rutina. Estoy harto. Todos lo están.¿Es eso cierto? Yo también.

Buscar en mis bolsillos y encontrar en mis bolsillos la misma mierda, día tras día las mismas pistas, los mismos datos.

(Mis bolsillos:

-Dos tickets-resguardos de compra/Mi almuerzo (menú del día del restaurante de abajo) /Cena (dos tomates, un pepino y una lata de aceitunas, ensalada mediterránea que prepararía después de mi visita diaria al supermercado de enfrente).

-Unas monedas.

-El ratón amarillo que encontré en el roscón de reyes de 1993, «Cambiará su vida», decía en la base, ya está borrado.)


Confío en que cambiará.


Cuando.

Cuéntame un recuerdo, me pediste. Y yo no supe decir no. Así que lo reconstruí con una estructura en huesos, sin detalles, sin colores, y te lo expuse sin pausas.

Abriste la boca para decir algo cuando te dije que ése era el primer recuerdo que se me había ocurrido. Parecías sorprendida o asustada. Ambas cosas. Ahora lo sé. No dijiste nada.

Abrí la boca para decirte la verdad y me arrepentí. La cerré. Abrí la boca y lo dije: «Sólo tengo ese recuerdo».


Lejos.

Avión-Nube. Tren-Humo. Coche-Freno. Bicicleta-Cítricos...Vale, ya me he cansado de jugar a esto, asociar palabras es divertido tan sólo durante 20 km, ahora podemos encadenarlas, pero deberíamos complicarlo un poco... déjame pensar... ¿qué tal sólo vocabulario no apto para no ilustrados? ¿Sí? Yo empiezo. Enciclopedia(risas)-diálisis-sistémico-colofón-fondar... ¿Fondar? ¿Qué significa eso? Te las estás inventando. Tramposa. No conoces su significado. (...)

¿Cuántos kilómetros va a durar este juego?


El guardián.

Miro a mi alrededor. Contabilizo. Todo en orden. Hoy han pasado 336 coches por mi cabina, 27 más que ayer.

Estoy preocupado y sé que lo notan. Cuando digo buenos días me tiembla la voz y mi sonrisa se tuerce siniestramente. Al dar las gracias pocos son los que devuelven algo. Humo o chirridos.

Viene otro, uno azul, deep blue decía el anuncio, a mí me parece azul.

Rojo, muy rojo, era el cerco en la almohada y ya no sé si eran lágrimas o saliva.


Dime.

-Te has acostado con otro, ¿no es cierto

-Claro que sí, joder, soy una fulana, ¿qué coño esperabas? Me pagas por horas y no creo que puedas pagar todas las que dura mi vida.

-Eres una puta.

-Sí. Son 150 euros y si sigues hablando serán 200.

-Me das asco. Ni disculparte puedes. Hueles mal. Tu boca sabe a semen, pero nunca igual.

-(...)

-Puta.

-Son 200 euros.


Ya.

Abres los ojos como si algo te hubiera asustado, te tengo de frente porque te observaba el dormir. Los abres mucho. Son grises.


Luego los cierras. Me lo ocultas. Me niegas la verdad. ¿Y cuál era?


Una mancha roja sobre las blancas sábanas de hotel. Unas sábanas rojas. Mis manos más rojas. La luz derramando verdad sobre esta cama. Tu verdad.


El guardián.

-Buenos días. Yo no quería, ¿sabe usted? Yo la quería, pero ella no me quería a mí. Ella quería a otros y al dinero. Era fría. Nunca me abrazaba, abusaba de mi amor, no lo merecía. Son 5,75 euros. Luego todo se complicó. Los celos, el sexo siempre fue bueno, muy profesional, pero tuve que hacerlo, ¿sabe? No me quedó otra alternativa. Abrió mucho los ojos. Luego los cerró. Me engañó. So puta. Le robé. Todo. Su dinero y su tiempo. No tenía nada más, si no también se lo habría quitado. Que pase usted un buen día, amigo. Gracias.


Beatriz Moreno







martes, 15 de septiembre de 2009

Últimamente,
llega antes que yo a todas partes.
Y eso que está encerrada en un CaBo sin salida.
Pero esta vez se lo toma con humor.


(Y no os perdáis todo lo demás de Los Noveles,
y muchos besos y abrazos para todos.)