
Como dos imágenes tomadas en un mismo día,
casi en un mismo minuto, yo diría que en un mismo minuto,
el tiempo justo de girarte y mirar.
Así a veces es el pensamiento. Así a veces (y de repente) es mejor no pensar. Porque con una cámara de fotos en la mano puedes hacer cosas (mira qué cosas más absurdas para luego en tu casa mirarlas pixeladas, ah pero el mundo era esto), pero con dos pensamientos que se contradicen sólo puedes volverte loco, elegir uno de los dos, abrazarte al más hipócrita para dormir y dejar al despiadado para cuando haya tanto ruido afuera que pienses que no es tu cabeza la que estalla sino el mundo (ah pero el mundo era esto).
Antes era fácil: hacer todo lo contrario.
Antes de la herida era fácil: hacer todo lo contrario y ya está.
Ahora lo más fácil es contradecirse. Ahora lo más difícil es contradecirse.
Demasiado por metro cuadrado, por centímetro cuadrado, por milímetro.
Escribir lo que te dé la gana y no tener miedo.
Escribir lo que te dé miedo y no tener nada.