He lanzado tooodos los papeles al aire. Solo había 47 páginas, el resto estaba agazapado en una Carpeclassic azul con gomas. Menos mal. Las 47 páginas han volado (poco, confieso) por el cielo de mi habitación y luego han caído al suelo, alguna se ha escurrido por debajo de la puerta. Recógelas, me ha dicho, no dejes eso ahí ni un minuto más. Y no las amontones encima del escritorio, ordena las páginas. Con el trabajo de uno no se juega. El trabajo de uno hay que respetarlo.
¿Y con qué voy a jugar entonces?
El trabajo de uno es una condena. O a lo mejor la condena es uno mismo.
He dejado todas las páginas abandonadas por el suelo durante un rato. He recogido los folios y los he amontonado sobre el escritorio. Lo he ordenado todo: 26, 43, 35, 16, 24, 11, 31, 6… Entonces luego: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7…
Bla bla bla.
Ya no te quiero.
21 comentarios:
La condena primera es uno mismo siempre, quién lo duda.
Besos
Lo mismo desordenado te gusta más.
Llegué a tus palabras el año pasado, tirando de no me acuerdo muy bien qué hilo, porque cuando una se encuentra con una tocaya la curiosidad aumenta y no puede evitar buscar un poco más. Me hice con "Cuatro veces fuego" lo antes que pude y lo que conseguí fueron más ganas de aumentar la biblioteca.
Es un gustazo leer lo que escribes.
Los folios tienen palabras, tú incluyes números y orden...todo acaba en sentimientos.
La cantidad de vueltas que nos hacen falta para darnos cuenta de algo...
Mucha emoción condensada
¿Para que brújula? ¿orden? ¿trabajo?...¿pasado?...¿ilusión?.
El amor, sin interrogantes. Si todo pasa chica...
Beso desordenao mi niña,
Kike
A veces sienta bien desordenar un poco la habitación... ya lo decía Antonio Vega. Un saludo.
Pero qué gozo lanzar papeles al aire, ¿salieron volando las palabras?
Quizás no, condenadas también a estar pegadas.
Un abrazo achuchao.
hola Lara, he llegado hasta tu blog porque dejaste un mensaje en el mío. Solo quería agradecerte que te detuvieses en él y dejases un comentario, eso siempre anima, y en esta ocasión además descubro un buen blog con buenos textos y buenas fotos.
Un abrazo.
Ordénalas, desordénalas, recógelas o tíralas, haz lo que quieras y sigue escribiendo.
Bicos, linda!
Ordénalas, desordénalas, recógelas o tíralas, haz lo que quieras y sigue escribiendo.
Bicos, linda!
Antía
...Mon amour, nos quedamos con la palabra en la boca: con las palabras en las bocas, más bien...
...En cuanto a lo tuyo, bueno, si Oliverio lo único que no le perdonaba a una mujer "bajo ningún pretexto" era que no supiera volar, yo tampoco se lo perdono a los manuscritos...
...Te quiero y te beso...
Veo que todo va bien, por el camino correcto. A mí también me exaspera a veces la cara de tonto en el espejo, L haciéndose un café como si cualquier cosa, meter el bilete en el torniquete del metro y que se abra.
O sea, necesitamos un cóctel y conozco el sitio perfecto.
A mi me ha gustado imaginar tus palabras desordenadas y suspendidas en el cielo de tu habitación.
Papeles al suelo, el trabajo es una condena, o ya no te quiero. Parece claro, no siempre se regresa al mismo sitio, al menos la misma persona.
espero que se te haya pasado la voladera de cabeza y papeles y los recojas y vuelvas a hacer montoncito...
esa foto, Lara, me inquieta mucho
besos
todo desordenado. comenzar otra vez y abandonar la condena.
La habilidad de dejarlo abierto, esa que tú tienes. Esa es la que yo busco para mí.
Qué difícil es!!!
Aunque tú no lo veas porque es natural.
Un beso, grande.
Hale, hale, ya será menos.
simplemente amé tu publicacion de hoy, y hoy te sigo :)
De condena y trabajo... Que querés que te diga?! Ahí estamos.
Preciosa la foto, las uñas rojas...
Quizá, quién sabe, con un acto similar, una tarde comenzó un tal Julio a hacer andar a una tal Maga por un puente, sin un orden concreto, como un juego para volver loco... 26, 43, 16, 24, 11... a un tal Oliv...
Hermoso...
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