El cielo protector, Paul Bowles
Para Jane Bowles, que supo ser libre.
A veces hay que agradecer el paso de unas manos por tu vida. El camino recorrido por los ojos, las huellas de las palabras. Personas divinidad, reinantes profundidades rescatadas, entregadas. Jane Bowles me ha acompañado durante las últimas semanas, con su pierna recta y su lengua ácida. Dicen que no pudo separar la vida y la literatura, quizá por eso escribir, para ella, fue un intento tortuoso de perseguir lo que no existe más allá de los límites del cuerpo. No he leído ni un solo libro suyo, de los pocos que quiso terminar. Pero su biografía está preñada de alimento. Cuatrocientas páginas cargadas de azabache. Vino conmigo a Praga, a Berlín, a las noches solitarias de Zarzalejo. Se me acabó su vida en una mañana perezosa de Lavapiés. Pesa el fantasma ahora, como pesó Emma B., hace un par de años. La echo terriblemente de menos. No hay remedio: contaré los días que me quedan para volar al Atlas, intentaré enterrar mis pies en la blanda arena marroquí, por si me encuentro una horquilla suya aguantando el miedo de los placeres prohibidos.
Gracias a Nano, por poner este libro en mi casa.
21 comentarios:
Que alguien lea un libro con la misma pasión con la que uno lo leyó. ¡Ese es el regalo!
Si te pido que me lo prestes, ¿serán demasiados los kilómetros?
El sábado te tengo/os tengo aquí, ¡qué bueno!
Me das mucha envidia...
¡Y no sé si es de la buena!
Disfruta el momento Lara, creo que estás haciendo algo grande. Muy grande.
Gracias por estar ahí y darnos aliento.
Carmen, el libro es de tu primo, tienes que preguntarle a él...
Y ¿anónimo? Con ese mensaje tan energético ¿no me vas a decir quién eres?
Considera que el libro es ya tuyo. Después de que lo lea Carmen, me lo dejas a mí para hacerle otra lectura después de tanto tiempo y te lo devuelvo.
¡¡¡Qué bieeen!!! Gracias, gracias, gracias!!!
Cachis en la mar, si lo llego a saber lo subrayo!!!
Me sumo a la opinión de NáN sobre la alegría que da el hecho de que un libro que le hizo feliz a uno cause placer a otra persona. Por eso me gustan tanto los libros como regalo.
Ya hablamos de ello y nos dimos permiso para subrayar los libros que nos prestáramos. Claro que me lo dijiste para uno de Gamoneda (que luego no me atreví a subrayar).
Puse el final entre paréntesis para que se note menos lo acojonao que soy para esas cosas.
Incluso apareció una vez Subrayador por las Playas proponiendo un juego hermoso (pero imposible).
El regalo no es porque te haya hecho feliz (y porque supongo que no será posible encontrar ya ejemplar nuevo, pues los libros desaparecen a los 10 meses y este tiene algunos años), sino porque veo paralelismos entre la potencia de la una y la de la otra.
Pensé muchas veces en que nos habíamos dado permiso, pero a mí también me dio el acojone a última hora. Que no vuelva a pasar. Gracias dobles por el paralelismo. Turbada quedo.
Uh. Ejjem. Pues yo no puedo. Incluso la peor edición de un libro escrito por el "negro" de Sara Montiel tendría para mí un qué-sé-yo de códice bizantino por el mero hecho de ser un libro. Ni los de texto, soy capaz de subrayar.
Como soy un fatiga (expresión puramente gaditana, a ver si Carmen os la traduce correctamente), lo que hago es llevar siempre un papelito como marcapáginas, en el que escribo las "coordenadas" (página y línea) de lo que quiero recordar. Y luego lo copio aparte.
¿Qué quieren? UNo se monta sus propias religiones, y los libros sin más bolígrafo que las dedicatorias forman parte de la mía.
Jajaja.
Microalgo, la expresión "fatiga" nos es mundialmente conocida por estos lares (yo de Huelva, otro de Almería, otro de Sevilla...).
A mí antes me pasaba igual. Era incapaz de subrayar nada. Luego se me pasó. Sigo sintiendo un lujurioso fetichismo con respecto a los libros, son mi lujo preferido. Pero aun así, me he dado cuenta de que están para leerlos, y leer significa, también, pasar por ellos, dejarles huella.
¡Bienvenida!
Cuentas las cosas de tal forma que una se maldice mil veces por no pasar la mano por ese azabache.
Es como si Todos nos quedasemos contenidos en esa calada.
Sabes, lo mismo es una idiotez pero en esos días me gustaba pensar "están cerca, estan dentro de la frontera".
Cuando se te acabe el Ganze Mandel avisa y si no hay ahí te mando.
Besos y que bien que regresas así, pisando fuerte.
Gracias, Par.
No he empezado a hablar de Berlín, estoy todavía en Warschauer Strasse, sentada en las vías, enfadadísima porque un tren va a llevarme al aeropuerto. He intentado arrancar algo de la frontera.
El chocolate, delicioso.
Háblanos de Berlín, please, de lo que viste, de lo que hiciste por allí, de por qué te hubieses quedado, etc. Ya me quedé con ganas de saber más de Praga...
Cualquier cosa nos vale: un bar, una tienda, un berlinés o berlinesa, un árbol, un semáforo...
Estás de vuelta! Es maravilloso, te tengo como una ventanita al mundo en estos momentos en los que estoy convocada a mi oposición, en casa, estudiando, perdida entre el Código Civil y las estadísticas macroeconómicas... Y me gusta el mundo que escribes, que sientes, que pintas...
Un beso!
Kika
Apunto y leeré!
Hoy he vuelto al aeropuerto.
Me he tenido que despedir de mi compañía favorita para tirar días y abrigar noches.
Bicos
Conde, ten por seguro que Berlín aparecerá por aquí, pero es que estoy abarrotada de curro y ahora mismo... a ver si saco un rato luego.
Antía, guapa!
Un beso, Kika, y ánimo con las macrocosas.
Una querida coincidencia hizo que sobrevolase tu blog…
Y ahora me lleva como en un viaje astral por unos deliciosos paisajes desconocidos…
Gracias
PD: Estoy deseando que escribas sobre Berlín a ver si también frecuentamos los mismos sitios... ;-D kaffeeburger, Río, Monster...
Me estáis tentando: quiero tirar a la basura todas las maquetas que tengo que corregir y ponerme a escribir sobre Berlín, pero ¡no puedo! (Todavía.)
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