martes, 9 de junio de 2009

Caïn

Detalle de Caïn, de Fernand Cormon


Higo chumbo, rencor, sueño aplazado. La chumbera, el girasol, la mala vergüenza. Espina tras espina arrancada a escondidas sin pasar por el alto de tu casa con el resplandor fresco de los patios donde tu madre, quizá sentada en el centro, pesada en una silla, nos da la bienvenida y nos castiga. Las manos dulces de ella por la tarde, el rosco recién hecho cubierto de azúcar, la tiniebla del café con leche y esa nata vomitiva. Sin embargo a la noche las manos duras de tu madre trabajando siempre la misma cosa, entretenida y alerta, buscando ansiosa que el mundo se pare para ella y acabe el día para poder olvidarse de ti, de todos, de mí.


La espina que te queda de la infancia siempre es una nube amenazante o una figura lejana que no distingues en el horizonte porque el sol te hiere los ojos y de nada sirve que los achiques, el desconocimiento es doloroso.


Higos chumbos, campiña, prados de girasoles ordenados, cañizal. El cielo está demasiado bajo como para recordar. Perdona que no atine. Al final de tu casa había un piano que tocaba aquella vieja a la que nunca me hubiera gustado tener por abuela. Cuando estrenábamos zapatos e íbamos, temprano todavía, a las fiestas, había que pasearse frente a ella, casi reclinarse, y sus palabras sonaban frías junto a las tuyas, como una oración respetuosa. Luego, en la calle, liberadas, las piedras de la calzada, desiguales y bultos, nos destrozaban las suelas finas del verano.


Te preguntarás que por qué me dedico a hablar de tu madre o de tu abuela en vez de las mías. Todavía existen pequeñas granjas junto a las vías del tren, huertos desordenados y privados, una centena de ovejas, gallinas, incluso un potro. Todo un poco triste, sí, desordenado, pero existe. Y en una gran alberca que riega los campos, tres patos marrones. Recuerdo a tu familia y no a la mía porque inventarme la oscuridad de tu casa me hace menos daño que recrear el patio luminoso donde una vez viví: que no se olvide nunca que todo es la falacia de la luz y la palabra: mundo reconstruido y revivido: la misma arquitectura de la mente: liviano fluir del pensamiento intermitente: no sirve de nada la certeza: déjame mentir.



16 comentarios:

Miguel Ángel Maya dijo...

...Acabo de leerlo y muevo la cola como si fuera un perro contento...
...Vuelvo a leerlo y no dejo de mover la cola...
...Besos suspensivos, que sé que en el fondo te gustan...

acróbatas dijo...

Uno de esos textos en los que subrayaría casi todo. De los de tragar y guardar.

Aunque empecé el día hace más de cuatro horas y tengo los ojos todavía chiquititos, me encanta haber aterrizado hace unos minutos, con el segundo café del día, entre tus letras.

Sonia San Román dijo...

Gracias Lara por este texto y por coincidir conmigo en sensaciones.
Hace unos días escribí también un poema de espinas a mi madre,como tú dices, sin falacias de luz ni de palabras, de esos que escuecen, y todavía me pincha.
Beso enorme

Gemma dijo...

"...que no se olvide nunca que todo es la falacia de la luz y la palabra: mundo reconstruido y revivido: la misma arquitectura de la mente: liviano fluir del pensamiento intermitente: no sirve de nada la certeza: déjame mentir".

Cuánto descorazona que la certeza sea tan sólo luz fugitiva (o una vaga sombra).

Besos

AROAMD dijo...

Lara, esto requiere página para llevarlo en el tren o meterlo debajo de las sábanas. Como tú dices: !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Te tengo que enseñar el libro Ararat, que confisqué por ahí. Me ha recordado porque habla mucho de la relación de la poeta con su hermana y, sobre todo, de su infancia. Aquí un fragmento:

"Hace mucho tiempo, fui herida.
Aprendí
a existir como reacción
desconectada
del mundo: te diré
que quería yo ser:
un artilugio capaz de escuchar.
Inerte no: inmóvil.
Un trozo de madera. Una piedra."

Sergio dijo...

el rumor de la infancia no va a desviarte del cañizal; va a despertarte, extrañada, en aquel prado de girasoles.

bonita.

manuela dijo...

Me ha encantado Lara¡¡¡esas ocho últimas palabras....besitos

ILSA dijo...

Que la certeza no sirve creo que ya es una certeza, pero ésa sí me sirve y la tendría que aprender.

Al leerte me he quedado floja. Con ganas pero sin aire.

Ahora estoy más segura que nunca; estás cerrando un círculo.

David J. Calzado dijo...

El texto tiene un ritmo mágico. Caigo dentro.

trovador errante dijo...

Patios de infancia con sus luces desvirtuadas y falsas. Raíces endebles, pero raíces. Alimento y hambre al tiempo. Es imposible ser padres perfectos. Olvidamos aquello de "vuestros hijos no son vuestros, son hijos".

Me reservé el mejor momento del día para saborearte.

Un beso con incienso y menta mi niña

NáN dijo...

Desde "Higo chumbo" todo es comestible. De esas comidas que sigues y sigues aunque sabes que te hacen daño. No hay frse qie fosforitear para distinguir de la siguiente.

Hay que rebañar el plato.

Pero en todo caso, separo desde "Recuerdo...". Bruta.

kika... dijo...

... y vuelvo, y tú estás así...

(y yo, con la boca abierta, y recuerdo a aquel que decía que "si me pusiera yo a escribir en gran formato, iban a temblar hasta los escritores", y me parto de risa, esperando recetarle tres de Lara al día...)

besos y magia,
K

Anónimo dijo...


La mala, la vergüenza, el rencor incluso, claroscuros del hipodérmico cinematógrafo cose que te cose cuando en la emulsión todavía diminutas, transparentes espinas de higo chumbo (calor del sol, frescor robado a la tierra) extraídas paciente, amorosamente, de mis dedos, de mis labios ardiendo, cubiertos por tu boca.


cristal hervido chasqueando en asépticas cajitas plateadas

cloroformo

noche de estío en la plaza del pueblo

abuelas al volantito acelerando pantufla arriba-abajo

doble, triple, largo y con posos, blanco y negro


Nota: antes de apresurar el clic dejar que el ratón emerja el link.

Lara dijo...

!

(gracias!)


a todos

Anónimo dijo...

Gracias a tí.

Aurélia Jarry dijo...

"La falacia de la palabra y la luz"... Me recuerda algo...! Un algo muy gordo. Es precioso eso. Todo. Sigo super impresionada por tu forma tan hermosa de mezclar el sabor gustativo de lo que es la vida con esta fuerza tan clarividente y eficaz de lo que es el sabor que no gusta tanto de la vida.
Muy grande, Lara. Como siempre...