martes, 8 de enero de 2008

7 de enero de 2008

Altaria Huelva-Madrid

7:55

A través de la ventanilla se abre la mañana con su horizonte lento. La silueta del paisaje contrasta con un negro opaco que permite imaginar que esta tierra que atravesamos es a ratos la sabana y a otros ratos una porción brumosa de Europa Central, en vez de este pequeño norte de África donde crecen cañaverales, chumberas y tejados de cal blanca.

Entonces es que el amanecer lo confunde todo. También los cuerpos. Al fondo, el pico de una iglesia agarra un jirón de cielo rosa fluorescente y se lo enseña a las altas mandíbulas de una grúa. Todos los pueblos son lugares misteriosos y llenos de hermosura al amanecer. Luego, uno despierta junto a un cuerpo y el calor que éste desprende se convierte en una respiración básica y a salvo de la que la vida es capaz de alimentarse.

El cielo clarea, y las tristes palmeras y los hierros empiezan a reflejarse en los charcos que hay junto a las vías. Siempre queremos desprendernos de algo, de una parte del pasado, del presente o del futuro, pero a pesar de eso el cielo continúa cambiando milagrosamente de color y hay llanuras inexploradas y unas nubes lejanas

bienvenidas

que aguantan la irrealidad y lo maldito.

Sobre la hierba verde crecen las fábricas, pero todavía sobra espacio y la asfixia es sólo un mal recuerdo o una duda. La escarcha casi ha desaparecido con la luz, y todo lo que podía llamarse miedo ni siquiera es locura. Que, a lo mejor, nunca este paisaje me trajo tanta belleza y quiero retenerlo en el cajón de las tripas y los sueños. No puedo apartar los ojos del cristal porque en cualquier momento aparecerá la bestia del otro lado del mundo y los olivos, los eucaliptos y los vertederos de los riachuelos serán otra cosa y ya nunca más serán.

¿De verdad hemos convertido la palpitante angustia de la vida en un lento amanecer donde los pocos animales que quedan mastican, suavemente, hasta el final, las tiernas plantas del suelo tibio hasta dar, directamente sus encías sudorosas, con mi carne? El cielo será azul un día más, tus dientes han chocado con mis huesos, no recuerdo tus labios, dónde estás.

16 comentarios:

AROAMD dijo...

Lara

qué regreso.

El amanecer todo lo aclara entonces... porque se ve muy nítido palabras a través.

Un abrazo muy fuerte
¿fuerzas traes?

Aurélia Jarry dijo...

"El cajón de las tripas" ; el amanecer... Qué lindo fue amanecer con vos en esta Sierra, Lara ; ahí el sol había apartado el miedo.
"Tus dientes han chocado con mis huesos", qué brutalidad ! Qué hermosura !
En el paisaje está todo... lástima que a veces uno se olvide mirar a través de la ventanilla del tren... Me regalaste una vida de viaje.
Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Tu mirada a través del cristal. Tú que nunca observas el paisaje, y ahora sí. Las palabras escurriéndosete entre los dedos, innecesarias, o hechas objeto y distancia. ¡Qué viaje el tuyo!

¡Y al final, yo quiero darte la respuesta!

Reb dijo...

qué velocidad!!

conde-duque dijo...

Me ha gustado un rato largo, pero lo que más me ha gustado es que -por fin- puedo leer tus textos como si te escuchase leyéndolos. En serio. Te oigo, con esa cadencia, esas eses sin ese, ese ritmo de barco (o cuna) que se balancea... Lo he conseguido, ¡y es una gozada!
Besos, Larita.

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Tienes razón con lo de los amaneceres y los pueblos. Engañan, pero qué bueno creerse un amanecer.

silvana melo dijo...

Lara, has andado por tierras de cuento, de orígenes, de sobrevida... qué bella crónica de sensaciones duras y fatales. Y a la vez bañadas de sol. Hasta que aparezca "la bestia del otro lado del mundo y los olivos, los eucaliptos y los vertederos de los riachuelos serán otra cosa y ya nunca más serán". Pero estarán tu piel y tus dientes y los míos para salvar la vida.
Gracias por visitar mi tierra caliente del sur. Voy a visitarte muy seguido. Un abrazo.

Anónimo dijo...

hay algo que pueda parecerse a este vacío lleno de mi...
aunque veamos la flor demasiado borrosa, está ahi, al fondo...nítida y hermosa...gracias
te sigo...y seguire...hermosa roja

Virginia Barbancho dijo...

¿De verdad hemos convertido la palpitante angustia de la vida en un lento amanecer.....?

No, Lara, hija, no.

Pero lo que tu has convertido es una pregunta en un milagro.

Maga...

Marian dijo...

Qué bonito escribes Lara :) Muchas veces me dejas sin saber que decirte!!

Muá

Leo Zelada dijo...

Interesante relato

a.ma dijo...

Un 2008 con tantas palabras que se te caigan de los bolsillos!Bicos da outra viaxeira de Praga

a.ma dijo...

Sigo en Barcelona, cursos y cursos!es lo que tiene dedicarse a la docencia de letras!este año, ahora que lo sé, voy intentar hacerme con un libro que no hubiera conocido si no llega a haber una huelga en Budapest. Bicos, fermosa!

Anónimo dijo...

La comodidad del coche y la (a veces ficticia) independencia que me da me ha alejado mucho de los trenes. Durante unos años (mi carrera en Granada) los viví con frecuencia, con todas las sensaciones y sorpresas y...

... y acabo de recordar que una vez volvía de Granada, siempre guitarra en mano

(... y además ya tú conoces
que ella va donde yo voy...


y me encontré a un conocido en el tren, sacamos la guitarra y nos pegamos cantando todo el camino. Sobre todo (pero cuando puedas vuelve, porque acecha tu fantasma...), Silvio, que fue mi asignatura guitarrera durante todos esos años.

Llegando a dos hermanas, dándole a de la ausencia y de ti, Velia o a ángel para un final, justo del asiento de detrás del mío se levantó una chica a la que no había visto(supongo que era argentina) y me susurró al oído, con una voz dulcísima "¿podés parar, por favor?" "Claro", dije volviéndome... y ví que no era porque le molestara el ruido. Era porque estaba llorando a moco tendido. Uno se calla, claro, guarda la guitarra y pasa a hablar (muy poco trayecto, yo me bajaba allí y enlazaba ocn el tren de Cádiz) con la chica de cualquier otro tema que no le recuerde su pena, pero uno también siente que ha logrado manejar ese instrumento con la suficiente soltura como para dejar de ser sólo "técnicamente correcto" y pasar a transmitir una emoción. A base de tocar poco, creo que también he perdido algo de eso. Tch. Habrá que arreglarlo.

Besotes Lara. Te sigo leyendo.

Jesús Beades dijo...

Terrible ese "no recuerdo tus labios". Un saludo, Lara.

Gemma dijo...

"Siempre queremos desprendernos de algo, de una parte del pasado, del presente o del futuro, pero a pesar de eso el cielo continúa cambiando milagrosamente de color..."

Porque el cielo nos ampara en nuestro celo; y nos persuade con su belleza de que esto vale la pena, pese a todo.

Muy bonito, Lara.