sábado, 4 de octubre de 2008

Os juro que la mesa se inclina hacia atrás, quizá el mundo entero caiga en pendiente a esta hora que ya parece inútil.

Hoy imaginé una noche solitaria de caballerías y grilletes, y al final, torpe remedo, el cansancio llega a esta silla azul llena de cojines aplastados.

Afuera un frío de otoño que no nos merecemos no me permitirá pasear al perro en alquiler, o la pereza, a lo mejor.

Tengo un ejército de ratones de campo que levantan la tierra cada madrugada al otro lado de la casa.

E imagino allá abajo ciertos bares. El Toni2, por ejemplo, de quién se poblará ahora mismo, el cigarro quema y si yo por qué no estuviera allí, con unas botas altas y agarrada a esa barra de cuero acolchado, un vodkacontónica, un vodkacontónica, un.

Me llegan noticias de una chimenea que chisporrotea como un reloj.

De una cama con una luz azul como la silla pero sábanas blancas y estiradas, estarás durmiendo boca arriba con la pestañas como barcos atracados en tu cara.

Me llegan noticias de una chimenea que chisporrotea como un reloj.

Quizá el libro de Philip Larkin se haya deslizado de tus manos a la colcha. Seguro que hace rato ya de eso.

El Toni2 estará lleno de personas que nunca jamás querrán volver a sus casas. Si yo estuviera allí vería entrar por la puerta a ese amigo mío que se va mañana a Buenos Aires. Se perdería por los reservados del fondo sin que yo atinara a apresarle la camisa entre los dedos, el vodkacontónica no ha llegado aún, mi amigo no ha llegado aún, afuera hace un frío que no nos merecemos.

Yo antes tenía una libélula azul que llevaba colgada a la altura casi del ombligo. Era de un metal caliente y aunque ya hace años que la dejé olvidada en un probador de unos grandes almacenes, todavía recuerdo su tacto en la palma de las manos, los dedos enredados en las alas extendidas, firmes y suaves.

Hoy intenté escribir un poema que empezaba diciendo Demonizados, por los años que nos caen encima, ya no somos carne de cañón.

Pero salí a almorzar al sol, sobre la mesa de madera, muy abrigada, y luego abandoné el bolígrafo rojo con el que garabateaba.

Que por qué la noche me parece inútil es una pregunta fácil que no pienso hacerme. Si acaso contestarme: algo menos de dolor en los codos y en los tendones de las manos, horas también menos y ningún bostezo: ingredientes no saludables de mi soledad: alguien que recuperara mi cuerpo: el libro de Philip Larkin regresando a tus manos, la cama sin deshacer, el camino hacia atrás de tus pasos por las calles de la ciudad, sin introducirte en la ranura del metropolitano, recuerda que yo puedo estar en ese bar con la rodilla flexionada, a la hora de mi vodka tus palabras, imagínate si pudiéramos emborracharnos juntos, una bofetada de personas desconocidas, cuando nada duele, el asfalto devorando nuestra plenitud: si no te hubieras ido: si no hubieras llegado.

Cuando todos los aviones aterricen en El Cairo.

Cuando el fuego de las chimeneas sirva para contar los minutos.

Cuando vuelva a escribir.

Cuando otra vez muera entre tus brazos.

Si cuando mañana regreses aún no he despertado, tápame la boca suavemente, no me dejes respirar: que cuando abra los ojos el mundo esté acabado y podamos empezarlo de nuevo.



16 comentarios:

Gemma dijo...

Lara, fantástica esa desaceleración del tiempo. Tan vertiginosa.

"Afuera hace un frío que no nos merecemos" podría ser un buen título, ¿no te parece?

Abrazos con todo el tiempo a cuestas

Libertad dijo...

Me voy de viaje, y éstas palabras son el comienzo perfecto.
A la vuelta aterrizaré en Madrid, pero tú estarás tocando con palabras abiertas el corazón de cualquiera de los asistentes que te mirará ensimismado por el ambiente, como lo haría yo. Tú estarás por Barcelona creo, y yo, con un corazón hinchado, buscando la forma de comerme Madrid, o dormir, o volver a Sevilla.


Gracias Lara.

Un abrazo

a.ma dijo...

Lara, ecoan as túas palabras forte, pasean unha rúa de Compostela e acompañan o meu comezo, son tempos de comezar pra min, con calma, coa maior presa do mundo, ao fin e ao cabo acelerar ou desacelerar non está nas nosas mans, está na maxia do escrito que agora leo, nas túas palabras que aceleradamente devoro antes de almorzar.
unha aperta
e un vodkacontónica
(ou licorcafé)

Virginia Barbancho dijo...

Y a pesar de las barras acolchadas, cuánto descalabro...

(en Sevilla hace menos frío, pero el otoño es más denso)

Anónimo dijo...

Eres la palabra exacta… todo es tan claro tal y como lo cuentas.

Acaba ese poema, no vaya a acabar el mundo y te pille a medias.

Demonizados,
por los años que nos caen encima,
ya no somos carne de cañón.
Ni siquiera es fácil la cordura,
ni la inocencia de los sueños,
pero hacemos de la libertad
colmo para las arrugas…

Aurélia Jarry dijo...

Lara,
Acá también hace un "frío que no nos merecemos". Qué extraño este texto. Que balanceo entre la plenitud y la vaciedad. El estar y el querer volar. Comparto esto mismo contigo ahora, desde París que te espera.

Jesús Beades dijo...

Aquí no ha llegado el frío. Precioso texto.

MSalieri dijo...

Me has hecho ponerme el pijama.

AROAMD dijo...

larit, debe estar precioso el otoño allá arriba. Y tú que sabes mirarlo.

muchos besos. Estoy ya aquí....

NáN dijo...

Me cuesta decir algo de un texto así, lleno de aberturas como si esos ratones de campo se hubieran metido en él.

No hago caso de los cierres, porque ahora no me lo puedo permitir. Tampoco de las aberturas, porque no estoy valiente.

Me quedo pensando si nos merecemos, o no, lo sucedido.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

La densidad se incrementa hacia el sur, Dama Barbancho. Curioso gradiente.

Marian dijo...

El no-tiempo o el destiempo, la chimenea, los aviones, la noche...

¿Y ahora qué añadir además de un beso?

Anónimo dijo...

No sabes a donde me has llevado con tus palabras...
Pa cuando ese café?
Besazo!

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Ese puente perfecto que imaginé entre el Toni2 y la primavera porteña no fue posible. ¿Podía haber mejor despedida? Me hubiese quedado 24 horas en esa barra acolchada de haber sabido que me esperaba un vacío cósmico en la T4.
Pero ya estoy aquí, descubriendo cafés y mil nuevas maneras de pedir un bocadillo o un dulce. Adoro esta ciudad. Y leerte desde ella.

ETDN dijo...

Me pierdo en, con y por tus palabras, vaivén de olas, de hojas, viento suave, calidez de interior.

El error es pensar que nos merecemos lo que nos sucede, sea bueno o malo. Las vueltas de tuerca, el retorcer de los pensamientos, el buscar explicación a todo.

Ay...

Qué suerte conocerte, disfrutarte. Gran sesión la de ayer en el Bremen.

besos de amanecida, desde mi mundo al revés

Conrado Arranz dijo...

¿y podremos construirlo desde la nada? Un saludo.