lunes, 1 de febrero de 2010


Tengo razones para sostener que la verdad contribuye al confusionismo. Bendito el que viene en nombre de la nada y pronuncia ante la nada verdades como puños, lugares comunes como la fe sin templo.

Juan Carlos Mestre, "Las verdades del barquero", La casa roja

6 comentarios:

kika... dijo...

a mí me suena a realidades paralelas... aunque nunca lo sepa explicar demasiado bien...

(precioso)

besos (y te cuento resultados mañana)
K

NáN dijo...

Este Mestre nos va a perseguir meses. Y yo, desde luego, estoy dispuesto a dejarme coger siempre que él quiera.

Me he dado cuenta de que esas cosas que hacemos no son como los cursos de la Universidad, que acabas siglo XVIII y a tomar por culo.

Son puertas que se abren a habitaciones, que cada uno sigue visitando a oscuras de vez en cuando. Encontrándose a veces que ya hay otro dentro.

Gracias por lo elegido.

trovador errante dijo...

Como puños Larita, como puños.

Un besazo niña,
Kike

Isabel dijo...

¡Anda que el barquero no ha dicho na!
Si estas son las verdades, ¿cómo serán las mentiras?

Tengo que leer a Mestre.

Lara dijo...

Mestre forever.
Aviso a los navegantes: es un hueso duro de roer pero imprescindible.

Miguel Marqués dijo...

Sin verdad no existiría la confusión, así que sí, supongo que Mestre tiene razón. Y la fe sin templo es mucho más que un lugar común.

A mí Mestre me asusta con dos líneas, lo poco que le he leído.