lunes, 11 de diciembre de 2006


Perder el tiempo no es mirar embobado
el cielo azul de las diez de la mañana.
No es hacerse el remolón en la cama,
decidirse por una leche con miel.

Perder el tiempo no es no tenerlo claro,
o cambiar el taxi por el autobús.
Subir la cuesta del parque del Oeste.

Perder el tiempo no es no saber adónde ir
ni adónde mirar.
Dejar el trabajo para más tarde.
Cancelar las citas del día.
Todas (hasta las verdaderamente importantes).
Dejar que pasen las horas de la mañana
fumando hachís entre medias y frío.

Perder el tiempo no es acercarse a un cuerpo extraño
con todas las dudas colgándote del pelo,
arriesgándote a no sentir,
a no percibir.
Tomar la parte por el todo,
y no querer huir, que ya es tanto.
Recolectar colillas a las tres de la mañana,
oler los gatos en las escaleras.
Una rendición falsa, un aplazamiento.

En la cabeza otro nombre
a punto de salirse por la boca;
mirar de reojo, por si acaso estuviera.
Y sin embargo sentir,
sentir la calma.
A ratos mucha calma.
Las manos ásperas,
los labios blandos.

Hay algo en esta vida que me gusta.

Perder el tiempo no es pararse a mirar a través de los cristales.
Perder el tiempo es otra cosa.
Es estar muerto, en orden.


(Foto Bea Moreno)

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Tampoco esperar, ni complicarse para despistar la espera
es perder el tiempo
Perder el tiempo es otra cosa, es desesperarse, horas, minutos, días...

Lara dijo...

Suelta tu apellido, dame una foto, llama a la puerta, acércate, ponme las gafas... ¿María?

Mil besos.

Pablo Gutiérrez dijo...

En orden, y con la raya en el pelo.

Anónimo dijo...

Sabes que me tenía que gustar. Y me gusta, claro.
Son las cosas que uno ha de decirse a sí mismo, y a los proximos, de vez en cuando. No dar nada por sentado para no perder.

También sabes que un día perderé el tiempo y la cabeza y los amigos y el hijo: y entraré en la danza. Pero eso será después de que la promesa se haya cumplido.

Hasta entonces, y en el sentido en que lo dices, ¡y qué bien lo dices!, acuerdo total y efusión. Y beso de agradecimiento.

Lara dijo...

Otro para ti, Nán.

Anónimo dijo...

Toc-toc.
Sí, María.
Me llamo con ese nombre tan exclusivo que casi nadie lleva.
¿A cuántas marías conoces?, yo soy la extremeña residente en Sevilla (otra originalidad, ya ves).
Un abrazo enorme

Lara dijo...

Lo sabía, lo sabía, aunque ahora creas que no, hubo un párrafo una vez que dije: mírala. Pero es que resulta que actualmente al menos 4 Marías a secas rondan mi vida, así que dudé.

Gracias por estar, guapa.

Reb dijo...

Dímelo a mí (lo de perder el tiempo) que soy Lcda. por la facultad de Ensoñación, y tengo un Master en Mepicaaquí
Qué acertada la foto de Bea!

Anónimo dijo...

¿Se puede hacer otra cosa que no sea perder el tiempo?

Anónimo dijo...

buscarlo, como hizo Proust

Anónimo dijo...

Más tiempo perdido... :)

Anónimo dijo...

¡Oh! perder el tiempo.
En eso soy catedrático.

Lo que no entiendo es lo de "oler los gatos en las escaleras"
Quizás no haya entendido algunas cosas más.

Anónimo dijo...

¡Pues más habrá para buscar, jua, jua, OKR!

Vosotros perded tiempo, que yo que ando mirando el suelo lo encontraré.

Anónimo dijo...

La tinta china corrompe todo lo que toca, y la espuma, como encaje rasgado de amores que ya no están, permanece como el recuerdo de tu nombre.

Sr. Lenguado dijo...

Lara, recuerdo que me leíste este poema hace casi un año, con café, tabaco, mi humilde azotea onubense y escaso tiempo porque me reclamaba el trabajo, la dictadura de la prisa.

Lara dijo...

Pues sí, Enrique, yo también lo recuerdo. Estaba recién escrito entonces. A ver si repetimos azotea estos días que vienen.

Anónimo (que me ponen nerviosa los anónimos, no lo puedo evitar, mi curiosidad, mi curiosidad). Cosa preciosa lo que has dicho. Inevitable querer saber quién está ahí detrás.

A uno que preguntaba arriba: no, no creo que haya que entenderlo todo. Eso queda para la física cuántica, pero ya que preguntas: pues cuando lo escribí, había cielo azul madrileño, diez de la mañana, cuesta del Oeste, etc etc. También había gato, escaleras y olor. Sin más.

A todos los demás: besos y gracias de nuevo, por asomaros.

Anónimo dijo...

Lara,
A veces me dicen que reparto un poquito de magia, y supongo que la magia tiene mucho de energía... Me gustó mucho conocerte, me gusta leerte, así que aquí estoy (en un ámbito un poco menos literario)...
Puede que me pase por allí.
Muchos besos y un poquito de magia.

Anónimo dijo...

Lara mi más estilizada reverencia.
Es hermoso, acertado y huele a hierro mojado, brillante.

Perder el tiempo es muchas veces ganar amigos, abrazos y sonrisas. Trueque metafísico. Aval.


Un abrazo Lara